domingo, 26 de febrero de 2012

Alto y claro.


Busco soluciones a esta vida tan injusta,            
trato de ayudar a aquel que lo necesita,
intento caminar erguido, junto a mi musa,
pero en mi mundo no existe la palabra prisa;
prefiero la pausa, que ilumina mi vereda,
la cual me lleva a sufrir menos esta condena
que me amarga, me atormenta y me destruye; mientras fluyen,
lágrimas que dejan a mi corazón en “V”.

Defiendo a mi gente como si de hermanos se tratara,
sin ellos esto no tendría sentido, sería una farsa.
Te dan tó lo que pueden cuando más lo necesitas,
y estan en tó momento ahí pa ponerte las pilas.

Amoríos pasados, a día de hoy no aportan nada,
llegas a la conclusión de que debes pasar página.
Muy sencillo decirlo, cuesta más llevarlo a cabo,
pero lo tienes que hacer si no quieres vivir ahorcado.

No pretendo disimular como me siento,
ni trato de ocultar este dolor que llevo dentro; si que es cierto, 
que a veces dudo hasta de mi sombra,
y le doy un largo trago a la botella de vodka,
dejando de lado todo aquello que me ahoga.

Y es que hay que quedarse con los buenos momentos,
manteniendo aparcados los pretéritos lamentos, porque,
ya si que es hora de vivir el presente, 
siempre con la ambición de llegar a ser más fuerte;
ante todo, lucha por las metas que te propones,
te verás recompensado por el factor de la suerte.

Al final todo se arregla, la clave está en el tiempo,
él nos maneja como niños al borde del aburrimiento,y es así,
la vida siempre acaba siendo un juego,
elige entre jugar con ella o que te manipule sin tener presente el miedo,
y después de todo esto, al fin, 
"le habrás ganado el duelo".

viernes, 17 de febrero de 2012

Tiempo, demasiado tiempo.



Es curioso lo que puede marcarte un hecho que a la vez te ha aportado cosas irrepetibles.

Todo llega a su fin en su debido momento, y si lo hace es por algo. A partir de ahí todo es un poco más difícil, sobre todo si no aceptas por completo lo que ha sucedido. Tienes que hacerlo, puedes hacerlo, lo sabes; pero te cuesta, y te cuesta mucho.

Al principio sueles amargarte, sufres gratuitamente por algo que a priori no parece tener remedio, piensas en cosas que jamás llegarán a pasar y te creas falsas esperanzas. Conforme pasa el tiempo vas valorando realmente lo que importa, y te acabas dando cuenta de que no te merece la pena ese sufrimiento. Te apoyas en tu gente, en los que van a estar ahí sí o sí, y todo se te hace más sencillo, más llevadero. Archivas todo aquello que no te hace sentir bien, a la vez que vas rehaciendo tus cosas poco a poco, paso a paso. Eso sí, no tengas miedo de volver a sentir, es probable que te la vuelvas a pegar, pero en eso consiste esto; date esa oportunidad, te la mereces.

Al fin y al cabo, todos somos esclavos del tiempo, y va a colocarnos a cada uno en el lugar en que debemos estar, independientemente de lo que hagamos.