sábado, 28 de marzo de 2015

Familia.


De madre Cobardía y padre Imaginación,
vino al mundo un elemento,
que,
con rebeldía y muy confusa,
mandaba a todos a tomar viento,
sin opción y con posterior disculpa.
La llamaron Excusa.

Su hermana gemela, Mentira,
la ayudaba en sus fechorías,
y raro el día en que sus cadenas
no hicieron daño a personas ajenas.

Por no hablar del chicle,
que se estira y estira,
cada día,
a manos de su abuelo Bienqueda,
que la impulsa y la aconseja,
y se enerva cuando recuerda
que su vieja Libertad desde el cielo la observa.

El tío Valentía,
siempre encima y sin ninguna importancia,
reclama seriedad,
mas la tita Ignorancia,
más permisiva,
vuelve a hacer errar sin piedad.

Tal es su tormento,
que hasta utiliza a sus sobrinos Honestidad y Sentimiento como quiere,
poniéndose en su piel cuando conviene,
y actuando sin bondad,
necesidad que le otorga y le confiere una muy mala imagen,
por mucho que encaje en su realidad.

Incluso la mascota,
la perra Bebida,
hace a su dueña cometer fallos,
de los que luego,
misteriosamente,
se olvida.

Cena familiar, hora establecida,
todos esperan a Excusa, la presumida,
que, como otras veces, se da a la huida.

Les dice a todos sus parientes,
de forma condescendiente,
que le ha surgido una reunión inesperada con sus amigos,
los cuales,
desesperados,
la esperan horas y horas, sin ningún motivo,
esperando una explicación verdadera y detallada.

Pero esta vez no.
Excusa se hartó de su papel,
y no volvió,
al otro lado del mundo se marchó,
y renovada,
se cambió el nombre y al amor conoció.

Y así, realizada y muy feliz,
curando poco a poco su cicatriz,
terminó la historia de la nueva Verdad,
con la ayuda de su hombre, Segunda Oportunidad.

sábado, 21 de marzo de 2015

As de oros.


Ven ya.

Mírame de nuevo con esos ojos marrones color mar.

Vuelve.

Volvamos a hacer de esa cala nuestro lugar de encuentro, y de la arena color ocre la cama más mullida jamás probada.

Vuelve y recuérdame la suave rojez y el tacto cálido y hogareño de tus mejillas.

Deslúmbrame con ese rizado pelo color negro, que aun mojado, te hacía ser la leona que dominaba cada una de las selvas en las que yo me perdía.

Teletranspórtame con tus besos sabor canela al paraíso terrenal en el que, si por mi fuera, me quedaría a vivir sin un solo duro.

Aun recuerdo lo extraño que era ver las estrellas tumbado contigo al lado, preguntándome una y otra vez el por qué tú no flotabas con ellas.

Recuérdame.

No me olvides.

Arráncame el corazón sin ninguna piedad y haz que sus latidos sean tu fuerza para superar cualquier problema. No lo quiero de vuelta, me basta con cuidar del tuyo.

Hazme el amor con la rabia acumulada de los años en los que unas simples fotos y varias conversaciones nos bastaron.

Desgárrame la piel y aráñame las dudas, hazme parte de ti.

Devuélveme las ganas de amar, esas que te dejé prestadas, y dale la luz necesaria a mis ojos, llevan demasiado tiempo teñidos de gris.

Divisemos al resto del mundo desde arriba, seamos las águilas que hace tiempo fuimos.

Subamos juntos esa pequeña colina a un ritmo vertiginoso como nunca hicimos.

Salpiquemos sin cesar en esa apartada playa como si siguiéramos siendo niños.

Seamos la eternidad que un día quisimos, pero que nunca dejamos ni dejaremos de ser.

Continuemos desafiando las leyes de la física mientras nuestras miradas se intuyen a centenas de kilómetros.

(Y fin de otra noche en la que soñarte es uno de los pocos motivos por los que te sigo recordando; y fin de otra noche en que te imagino soñando a mi lado, sin sueño, con alas, y con unas ganas de volar tan tremendas que hacen que lo nuestro siga siendo posible).


Hay quien sabe ser poesía aunque nunca llegue a saberlo.

domingo, 8 de marzo de 2015

Desnudez.


Si el infierno delira
en busca de un habitante obseso,
y el arduo cielo inspira
restringiendo su acceso;
no lo llames vida, sí retroceso.

Descarga toda tu ira,
mas no pienses sobre ello en exceso;
viste de oro esta lira,
ámala en su regreso
y entiende que no es pasado, sino progreso.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

El innegable y audaz pálpito de quien no es reacio a dejar de ser por empezar a dar.

Acérrimo latido inútil.

Maldito símil,
inverosímil,
que asemeja una historia real a hojas de papel,
como si fuera tan fácil tornar la página favorita de tu libro sin pensar en si de verdad es lo que quieres.

Antológico dolor.

Etílica cura.

Maléfica situación extrapolada al máximo exponente;
patéticas ganas de sufrir impulsadas por una decepción sin paliativos.

Actitud déspota sin previa libertad que acaba teniendo consecuencias irreversibles y fatídicas.

Empírica filosofía cartesiana que obvia a disminuidos sentimentales.

Famélica voluntad,

          idílica recuperación,

                   pésima antropología...