domingo, 26 de julio de 2015

Undefined.


Por más que peleaba y peleaba con su yo interno por conciliar el sueño, no podía desatender aquellos deseos. En su soledad, revoloteaba sin respuestas en la gran explanada que era su cama, cauteloso de no desafiar el doble precipicio que le atemorizaba.
Siempre había creído en el pensamiento y la introspección, sin respuesta alguna, cuando de repente, sin previo aviso, sintió una estocada a la derecha del corazón, en todo el alma.

Sorprendentemente, en la parte superior de su rostro, aprovechando los lagrimales de sus ventanas color verde miel, dos finísimas y esperadas tuberías establecieron conexión directa entre sus ojos y sus entrañas, haciendo expirar su vida en cuestión de segundos.

Allí estaba, tan profundo, sintiendo la realidad más cerca incluso que en "su" mundo real.

Su onírica imagen se podía resumir en un amplio erial, interrumpido por un castillo oscuro y custodiado por cientos de plantas silvestres. Las murallas, calladas e inexpugnables, dotaban de la seguridad necesaria a la amplia marabunta. El desasosiego reinaba en el ambiente, no por las cuestiones banales a las que habían estado acostumbrados; esta vez no.
La crisis existencial se extendía por todo el fortín, tiñendo la zona de un sabor agrio y condescendiente que no hacía sino advertir que algo no marchaba según lo previsto siglos atrás.
El vasto olor a poesía demacrada tras las almenas hacía indicar el temeroso ciclón que estaba ansioso por llegar.

A sus pies, un territorio en tierra de todos se decidía de una vez por nadies a cambiar la historia.

Un seseo voraz en forma de río observaba inmóvil e impasible el paso de los daños, desesperado y a la vez capaz de hacer de puente entre los unos y los otros.

Al otro lado del abismo, escondidos a la sombra de los juncos, unos ojos desganados trataban de divisar aquello que nunca antes pudieron conocer.
Aquellos ojos eran la viva imagen de la desesperanza, habían aguantado desde antaño las normas del lugar, pero también habían tenido la valentía suficiente para rebelarse y pelear por unas alas capaces de hacer despegar del suelo hasta al más pesado de los cerebros.
Su color gris ceniza habría helado el corazón de cualquier pez, pero éstos, cansados de presagiar el inminente caos, habrían optado por la metástasis voluntaria y el descanso absoluto en algún lejano océano imaginario.

El huracán se acercaba, y el fin con él; el cielo se tornó gris marengo, engulló cualquier luz que pudiera provocar felicidad en la zona y comenzó la sombría labor que alguna ráfaga de viento rebelde le había encomendado.
A su paso, destrozó en cuestión de segundos la parte interior de las murallas, ahorcó a cada una de las mentes acomodadas, inútiles e incapaces de defender aquello que en realidad les afectaba, y terminó de una vez por todas con la hipocresía y la falta de ganas que se había apoderado de la villa.

Los que gozaban de una astucia impropia trataron de escapar de la manera más rudimentaria, escalando los prominentes muros que, durante siglos, habían sido una de sus únicas esperanzas de vida (quién les iba a decir que aquello que siempre los había protegido iba a ser aquello que podía acabar con su ciclo).
Mientras tanto, el agresivo viento no daba tregua, y el zarandeo continuo acabó desterrando a la mayoría de seres -in-humanos.

Un destino similar tuvieron aquellos pocos que consiguieron salir, acabando los cadáveres perennes e inmersos en el río muerto que, inexplicablemente, había decuplicado su profundidad para dar cabida a todos ellos, como si hubiera sabido desde el primer momento cuál sería su destino.
De tal forma, la lucha de unos pocos habría sido premiada, pues poco antes de su trágico desenlace, todos los valientes pudieron ver cómo los negros cuervos peinaban saciados la zona del castillo, mientras que ellos tendrían un final digno y la prueba irrefutable en el fondo del río de que habían apreciado lo que tenían y habían acabado defendiendo aquello que siempre creyeron.

Al contrario, los espectros de los juncos fueron meros espectadores, en aras de su osadía y su perspectiva diferente, habrían aguantado.
Fueron testigos aventajados del desastre, claros vencedores... y después... y sin más... final.. [crap]

Fue el sonido que, al unísono, indicó la ruptura por muchas partes de aquellas tuberías oculares-cerebrales, y con ello el regreso.

Agotado y sobresaltado, se despertó horas después contrariado en el suelo; había conseguido vencer ese miedo a las alturas que tanto tiempo le había acompañado, y había acabado de una vez por todas con las barreras invisibles que en su momento le habían coaccionado.
Pensando y pensando en qué había vivido, sólo conseguía recordar una idea de aquel viaje, y era más nítida que cualquier otro recuerdo de su vida: aquellos ojos grisáceos en los que clavaba a todas horas la mirada, y que le decían indirectamente, sin necesidad de palabras:

- Nunca tengas miedo a mostrarte tal como eres, pues aunque pueda parecerte raro o extraño, tu mayor virtud eres tú, sin tapujos, y de ti y tu actitud dependerán todos tus logros. Recuerda siempre que ser diferente será lo que, de forma metafórica o no, te mantenga con vida; y que no hay mayor muralla ni fortaleza que la que tú construyes en torno a ti.

+ Lo haré, sin duda. ~ masculló decidido.

Y salió de aquella extraña sala blanca con olor a locura con la intención de comerse el mundo, teniendo la sensación de que esa historia ya la había vivido, y no precisamente en un sueño...

domingo, 10 de mayo de 2015

Pasado, presente y futuro.


Traté de amar más de lo que pude.
Me escudé en la jodida necesidad de dar a los demás aquello que siempre me faltó.
Nunca fui protesta, elegí ser la elegía que lloraba la muerte de las mentes.
Intenté hacer de ancla en un mar sin fondo, fui testigo inerte de su funesta realidad.         
Me sentí como el avaro ombligo donde iban a parar todos los problemas.
Lo merecía.
Aparté toda la flema y respiré tranquilo, vencí al pánico que me visitó y huí con sigilo de todo aquel que quiso enturbiar mis días. Comprobé que unos labios eran mucho más que un rojo carmesí.
Asumí que la felicidad tenía que ser siempre la cara alegre de la moneda.
Fui la careta que todos quisieron que fuera. Fuera, fuera, salí de allí.


Pese a todo, aquí sigo.
Soy las hojas marchitas del árbol caído, como la fianza a pagar por un corazón a prueba de balas, pero herido.
Soy desconfianza e inconformismo, una versión mejorable de mi mismo, soy la idiosincrasia más absoluta.
Me nutro a base de conocimiento y avanzo sabiendo que el tiempo me sigue la estela.
No tengo ruta, solo una novela a medio escribir que completo cuando sangro.
Bailo permanentemente un tango suicida y arriesgo la piel en cada envite, caigo inconscientemente en el movimiento repetitivo de tu satélite, (inexistente).
Pululo, campo a mis anchas por los amplios jardines de mi mente, y me repito una y otra vez el bulo de que siempre vendrán tiempos mejores, sin hacer nada, idiotez abstracta del ser nómada.


Seré el llanto de una vela que se consume, el lento pestañeo de unos ojos que no aguantan, el suave golpear de la lluvia en las farolas.
Me dejaré llevar por los distintos y castigaré a mis instintos.
Seré pasión, seré perdón y seré poesía, buscaré las olas en el mar de unos ojos sin regreso, caminaré de día de la mano de un pasado obseso, y enseñaré a cada uno de mis miedos a dudar de las palabras.
Volaré sin alas por el cielo de su boca, verteré mis lágrimas al vacío y recuperaré todo aquello que fue mío.
Cambiaré de época, me ceñiré al papel.
Seré la vela de mi barco y el viento que lo impulsa.
Haré de coronel, y evaporaré cada uno de los charcos en los que me ahogué, para que nunca, nunca me sirvan de excusa.

domingo, 19 de abril de 2015

¿Realidad o ficción?


Paloma pacífica otea país subdesarrollado en guerra y bate sus alas en dirección contraria mostrando su indiferencia.

Sacerdote recién nombrado no da crédito: observa a su mentor sonriendo incesante mientras se folla a niña de temprana edad en el santuario donde se confesó días antes.

Dirigente corrupto utiliza a esposa dócil y cansada como relajante; marido harto y decepcionado utiliza a máquina tragaperras como nueva esposa.

Litros y litros de alcohol etílico juegan con adolescentes día tras día a ver quien puede tirar más de la cuerda.

Joven adulto contrae matrimonio con su Smartphone, alegando que se siente más feliz a su lado que con cualquier otra persona.

Naturaleza dolorida se venga de especie humana sin escrúpulos.

Amago de amigo actúa con alevosía contra perro fiel, que mira con ojos vidriosos a amo violento.

Perspicaz hormiga trabajadora construye edificios ocupados por personas pobres a posteriori.

Universidad cansada de robots idénticos pide a profesor sin voluntad una mejora intelectual en sus alumnos.

Obligación inútil vence por goleada a talento, aun jugando en campo rival.

Gato rebelde mata a curiosidad.

Tupés perfectos y músculos vigoréxicos intentan levantar el ánimo a personas que hace tiempo se olvidaron de lo que son.

Voces mágicas y letras profundas mantienen vivo a corazón que se desvive por llegar muy dentro.

Alma escondida incita a famoso filósofo escéptico a que afirme de una vez por todas su existencia.

Cárcel temible es más hogar que casa embargada.

Dinero egoísta hace tambalearse a familia trabajadora, mientras bancos anti-persona juegan al Monopoly con sus arcas.

Cigarro asesino mata vidas inocentes.

Foto enmarcada en cuadro bonito hace recordar situación inmejorable en momento duro.

Remolino cansado de escuchar falsos deseos se refugia del viento en casa abandonada.

Noche cálida pide rayos de sol a mañana oscura.

Selva perdida busca desesperada en sus recónditos lugares a león jefe que ponga todo en orden.

Receptor abrumado no distingue entre realidad y ficción.

Habitante incomprendido del mundo intenta entender al mismo, y escribe.

Hombre afectado recita al fondo de un bar hecho a medida.

Yo, soñador empedernido, plasmo lo que veo.

Atención

SE BUSCA:

-SENSIBILIDAD PERDIDA-

(Aviso)

(Se sigue encontrando desidia y preocupación)

SIGLO VEINTIUNO, COMPRENSIÓN CERO.

domingo, 12 de abril de 2015

Matemática aplicada.


Dicen los entendidos,
que,
siglos atrás,
surgió una ciencia exacta,
la que más,
las matemáticas,
que no avanza,
sigue intacta,
con el paso de los años
y pese a los grandes daños,
no se achanta.

Pero antes nació el amor,
con la prontitud de la existencia,
esa ciencia del corazón,
que,
con tesón,
te agota la paciencia,
te condena al paredón
y te parte como un rayo,
en dos.

¿Habrase algún nexo,
directa o inversamente proporcional,
que conecte sutilmente arte tal,
el sexo y la ecuación diferencial,
el talento perverso del calcular
con el método tan particular
de demostrar todo con un beso?

Desde el principio de inducción,
hasta la pasión desatada,
queda claro que nada
de aquello que hagamos sin ilusión
tendrá repercusión positiva,
sí negativa,
pues las propiedades asociativa, conmutativa y distributiva
dejan claro
que haciendo las cosas con orden,
y descaro,
acabas llegando a donde quieres.

Demasiadas relaciones con cosenos negativos,
imposibles sin paliativos,
dudando de los motivos
y refugiándose en canciones,
y operaciones,
tan complicadas
que terminan como si nada
con una solución compatible determinada:
la retirada.

Con un incremento de tiempo lo suficientemente grande,
llega el momento de conocer
a esa persona tan amable,
que te suma,
multiplica
y hasta te eleva a la máxima potencia,
dejando en evidencia los problemas anteriores,
dividiendo tus defectos,
y reduciendo los desperfectos ya sufridos
a decimales sin sentido,
que te sacan los colores.

Al fin el solitario cateto,
encuentra a su cateta,
y unidos por el ángulo teta,
forman la hipotenusa de su vida,
tan obtusa,
como amplios los sentimientos del poeta matemático y su musa.

Todo deriva en su alegría,
en integrar,
con osadía,
cada parte de su cuerpo,
recurriendo a la trigonometría,
pues mi seno y sus cosenos
buscan con esfuerzo
salir por la tangente,
de este mundo intransigente
que se queja
y no respira.

Finalmente,
no hay respuesta más contundente y real,
que aclare el parentesco de matemáticas y amor leal,
que hacerle el límite al conjunto;
obteniendo la solución perfecta,
con carácter erudito,
cuya respuesta se limita
a que el límite del amor tiende a infinito.

domingo, 5 de abril de 2015

Hábitat.


Suave brisa que acaricia el vello.

Resquicios de libertad patrocinados por carcajadas sinceras y sin dudas.

Tiempo aparte.

Parte de la ciudad se sorprende de que siga preguntándome el por qué de cosas que ellos evitan.
Yo los evito.

El olor a descampado sucio y putrefacto es perfecto, antítesis bendita de esas flores tan coloridas que dan luz a mis ojos desganados.
Estoy donde debo estar.

El horizonte no para de quejarse por no poder ser vida y yo no dejo de envidiar su silueta, promovida por un sol que se recoge y una vía de escape sin fin.

Un risueño y joven parque nos vigila a ambos desde el otro lado del abismo.

En el silencio, el solidario canto de un grillo rebelde nos alerta.

El pálpito acelerado de mi corazón hace de banda sonora de este viaje.

Me traslado a la felicidad más absoluta con el sutil roce de las flores en las puntas de mis dedos.

Pasa, puntual y de forma repetitiva, una oportunidad, y otra, y otra.. tal vez alguna de ellas sea la que llevo tiempo buscando.
Dejan a su paso el terreno que por un tiempo pienso que me perteneció.

Cuántos segundos, y minutos, y horas, y días, y orgasmos, y lágrimas en tan oculto oasis.

Paso de nivel tras mi estela.

El acero oxidado tras mis pasos se camufla con las sombras de la noche.

Las farolas me sobran.

El no miedo a la soledad me asombra.

Me siento en el montón de libros, problemas y obligaciones, y observo a los amagos de estrella con su mirada perdida en las de arriba.

Atrás, se refleja atrevida la Luna en el estanque que nunca hubo, pero, que por imaginarlo, tenía el agua más cristalina y clara que cualquiera de mis historias.

Y ahí sigo, con paisaje y tentación a favor, disfrutando del detalle más insignificante y caminando confiando en que nadie se atreva a echarme de aquí.

Solo me queda la duda metódica de si escapar en paralelo a mis raíles dirección horizonte en busca de un sueño poco probable, o coger de una vez el tren que me lleve a una vida respetable, pero no soñadora.

sábado, 28 de marzo de 2015

Familia.


De madre Cobardía y padre Imaginación,
vino al mundo un elemento,
que,
con rebeldía y muy confusa,
mandaba a todos a tomar viento,
sin opción y con posterior disculpa.
La llamaron Excusa.

Su hermana gemela, Mentira,
la ayudaba en sus fechorías,
y raro el día en que sus cadenas
no hicieron daño a personas ajenas.

Por no hablar del chicle,
que se estira y estira,
cada día,
a manos de su abuelo Bienqueda,
que la impulsa y la aconseja,
y se enerva cuando recuerda
que su vieja Libertad desde el cielo la observa.

El tío Valentía,
siempre encima y sin ninguna importancia,
reclama seriedad,
mas la tita Ignorancia,
más permisiva,
vuelve a hacer errar sin piedad.

Tal es su tormento,
que hasta utiliza a sus sobrinos Honestidad y Sentimiento como quiere,
poniéndose en su piel cuando conviene,
y actuando sin bondad,
necesidad que le otorga y le confiere una muy mala imagen,
por mucho que encaje en su realidad.

Incluso la mascota,
la perra Bebida,
hace a su dueña cometer fallos,
de los que luego,
misteriosamente,
se olvida.

Cena familiar, hora establecida,
todos esperan a Excusa, la presumida,
que, como otras veces, se da a la huida.

Les dice a todos sus parientes,
de forma condescendiente,
que le ha surgido una reunión inesperada con sus amigos,
los cuales,
desesperados,
la esperan horas y horas, sin ningún motivo,
esperando una explicación verdadera y detallada.

Pero esta vez no.
Excusa se hartó de su papel,
y no volvió,
al otro lado del mundo se marchó,
y renovada,
se cambió el nombre y al amor conoció.

Y así, realizada y muy feliz,
curando poco a poco su cicatriz,
terminó la historia de la nueva Verdad,
con la ayuda de su hombre, Segunda Oportunidad.

sábado, 21 de marzo de 2015

As de oros.


Ven ya.

Mírame de nuevo con esos ojos marrones color mar.

Vuelve.

Volvamos a hacer de esa cala nuestro lugar de encuentro, y de la arena color ocre la cama más mullida jamás probada.

Vuelve y recuérdame la suave rojez y el tacto cálido y hogareño de tus mejillas.

Deslúmbrame con ese rizado pelo color negro, que aun mojado, te hacía ser la leona que dominaba cada una de las selvas en las que yo me perdía.

Teletranspórtame con tus besos sabor canela al paraíso terrenal en el que, si por mi fuera, me quedaría a vivir sin un solo duro.

Aun recuerdo lo extraño que era ver las estrellas tumbado contigo al lado, preguntándome una y otra vez el por qué tú no flotabas con ellas.

Recuérdame.

No me olvides.

Arráncame el corazón sin ninguna piedad y haz que sus latidos sean tu fuerza para superar cualquier problema. No lo quiero de vuelta, me basta con cuidar del tuyo.

Hazme el amor con la rabia acumulada de los años en los que unas simples fotos y varias conversaciones nos bastaron.

Desgárrame la piel y aráñame las dudas, hazme parte de ti.

Devuélveme las ganas de amar, esas que te dejé prestadas, y dale la luz necesaria a mis ojos, llevan demasiado tiempo teñidos de gris.

Divisemos al resto del mundo desde arriba, seamos las águilas que hace tiempo fuimos.

Subamos juntos esa pequeña colina a un ritmo vertiginoso como nunca hicimos.

Salpiquemos sin cesar en esa apartada playa como si siguiéramos siendo niños.

Seamos la eternidad que un día quisimos, pero que nunca dejamos ni dejaremos de ser.

Continuemos desafiando las leyes de la física mientras nuestras miradas se intuyen a centenas de kilómetros.

(Y fin de otra noche en la que soñarte es uno de los pocos motivos por los que te sigo recordando; y fin de otra noche en que te imagino soñando a mi lado, sin sueño, con alas, y con unas ganas de volar tan tremendas que hacen que lo nuestro siga siendo posible).


Hay quien sabe ser poesía aunque nunca llegue a saberlo.

domingo, 8 de marzo de 2015

Desnudez.


Si el infierno delira
en busca de un habitante obseso,
y el arduo cielo inspira
restringiendo su acceso;
no lo llames vida, sí retroceso.

Descarga toda tu ira,
mas no pienses sobre ello en exceso;
viste de oro esta lira,
ámala en su regreso
y entiende que no es pasado, sino progreso.

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El innegable y audaz pálpito de quien no es reacio a dejar de ser por empezar a dar.

Acérrimo latido inútil.

Maldito símil,
inverosímil,
que asemeja una historia real a hojas de papel,
como si fuera tan fácil tornar la página favorita de tu libro sin pensar en si de verdad es lo que quieres.

Antológico dolor.

Etílica cura.

Maléfica situación extrapolada al máximo exponente;
patéticas ganas de sufrir impulsadas por una decepción sin paliativos.

Actitud déspota sin previa libertad que acaba teniendo consecuencias irreversibles y fatídicas.

Empírica filosofía cartesiana que obvia a disminuidos sentimentales.

Famélica voluntad,

          idílica recuperación,

                   pésima antropología...

lunes, 23 de febrero de 2015

El beso.


V: Antes de escuchar,
suspiré, y H me explicó:
H: Resulta que ayer
llegando a la celebración
se apoderó de mí una sensación,
que por sumamente extraña no podré catalogar.

H: A instantes de confesar,
te pensé, con tal dolor,
que después,
aceleró desobediente mi corazón,
y se inició una rebelión,
que por dura y por sentida no conseguía ganar.

H: Tras mucho pelear,
me cansé; me superó.
Desistí, y me marché,
angustiada por la situación,
a mi chico de ocho años habiendo dado plantón,
y por el amor y la felicidad queriendo luchar.

H: Y heme aquí, sin pensar,
murmuré; -y V lo entendió-,
y lo intenté:
Al fin contigo, mi revolución,
te declaro mi única intención.
(A lo que él tragó saliva sin hablar).

H: Muy a su besar,
le besé, y ¿qué pasó?
la cagué,
pues llegué a la conclusión
de que beso sin pasión
igual a "te quiero" sin mirar.

H: No hay más que hablar.
"¿Por qué?" -V contestó-,
y sentencié:
H: No estoy preparada para una relación,
ni contigo, ni con él, es mi decisión;
supongo que hay personas que no están hechas para amar.

domingo, 15 de febrero de 2015

Autodestrucción.


Las personas somos indiviudos de fe, vástagos del sistema, diminutos insectos atrapados en las lianas de los árboles de un bosque inmenso, que duerme de noche y vive de día porque tiene que ser así.

Insignificantes piezas que bailan al son de brazos y mentes que dicen ser poderosas.

Piezas con un movimiento lo suficientemente limitado como para ser vigilado en cualquier momento en que se salga de lo previsto.

Actores de reparto y de segunda categoría en una película dirigida por alguien superior con un objetivo claro y establecido, pero no por ello humano.

Espermas que se pelean unos con otros por llegar a su propia felicidad, ignorando los valores reales de las personas, limitándose a seguir en su camino siguiendo la corriente.

Presos sometidos a cadena perpetua en la cárcel más odiada por aquellos que entienden que la libertad es necesaria.

Robots con una rutina totalmente definida que mezcla actos vitales y obligaciones.

Asesinos de ideas y de sueños.

Soñadores de vidas planas, y fieles a dormir casi más de lo que viven.

Despertadores, calculadoras y relojes con sentimientos que se ciñen a un horario y a unas costumbres impuestas sin previo aviso.

Cuerpos humanos con sistemas nerviosos y locomotores atrofiados, pero con un sistema operativo llevado siempre a la última actualización.

Ganado que precisa de comida para subsistir.

Desechos vanagloriosos preocupados por sus problemas y ofuscados en verter sus odios con personas ajenas.

Hechos sin importancia en relatos mentalmente avanzados.

Deshechos.

Historias inacabadas escritas a lápiz.

Gomas sin compasión que destruyen momentos.

Posesos dependientes del amor cual adictos a su heroína.

Acentos perdidos y sin rumbo en inmensas palabras esdrùjulas.

Un rebaño de ovejas billonario buscando un perro guía que cumpla con su labor.

Y un pastor.

Y una guitarra.

Y un mundo en braile en que las palabras se limiten para dejar de soltar mierda.

Seres atípicos, utópicos; tópicos típicos nos hacen ser cínicos prácticos.


Son eso, somos eso.

Dementes 
    de 
                      mentes,      
                                 dementes
                                      de
                                                     mentes...




domingo, 25 de enero de 2015

Fotografía.


Era una habitación cuadrada,
calmada y sin sobresalto,
con una cama de matrimonio,
una almohada en lo alto, 
un despertador rutinario 
y un ordenador cercano a un calendario.

Sin ningún tipo de movimiento,
ni el más mínimo viento,
un lugar pálido y vulgar
intentaba encontrar un ápice de sentimiento en dicho hangar,
labor dura de reconocimiento.

Al fondo, 
sin rumbo alguno,
un corazón,
parado y con desazón,
buscaba con la mirada aquella canción,
que sonaba en el ordenador,
sin sentimientos alrededor,
sin ninguna vocación, 
pero con ganas.

Cerca del despertador, 
postrado sobre la cama, 
descansaba de la trama el cerebro calculador,
que maquinaba y maquinaba,
estrafalario,
la jugada que le llevara de una vez 
a tachar del calendario los días varios sin más quehacer.

En su intento, 
tirado en la almohada, 
venga a maquinar, 
y nada,
y como si en un cuento de hadas,
se le apareció la madrina,
y en un lento pestañeo,
ahí estaba:
su media mandarina.

Cerebro y corazón cruzaron mirada y se encontraron,
mientras oían la canción perfecta,
y fue amor, 
pues viajaron sin ningún pudor,
directos,
en línea recta,
hacia la felicidad más plena: la verdadera.

Con los ojos cerrados,
pasaron a vivir los días ahí,
encerrados,
sin preocupación,
sin antiguos demonios,
descansando en la cama de matrimonio,
ahora especial.

La canción, 
que fue crucial, 
pasó a ser recuerdo,
sin más dilación,
en sus entrañas,
mientras que el ordenador se apagó,
pues su labor de intermediario bastó para hacerlo hazaña.

Y así comenzaron su vida, 
unida,
levantándose al son del despertador cada mañana,
tras noches de pasión,
donde la almohada,
desconocida y descolocada,
finalizaba la sesión a los pies de la cama,
reclamando su atención.

Este es el cuento de cerebro y corazón,
que encontraron la razón 
por la que vivir en dicha habitación por muchos años;
tachando días del calendario, 
con el recelo propio de dos enamorados,
que,
pese a no haberlo nunca,
habían salido del armario.

MORALEJA
Con solo una fotografía, 
nueva o vieja,
(un servidor) se decía día tras día:
Cerebro y corazón son la mejor pareja.

domingo, 18 de enero de 2015

Diálogos.


Le dijo Prosa a Verso..


- Dame una razón por la que expresar mi vida en tu forma y vivir entrecortada entre tus líneas.

- No hay razón mas cierta,
ni libertad más sincera,
que mostrar tu desnudez más verdadera,
sin cerrar la puerta, 
dejándola medio abierta.

- Tu desnudez verdadera es aquella que se muestra como es, ni verdad ni mentira existe en esa realidad. Dame razones de peso, Verso, que el medio sentir continuado de tu recitar no es ni por asomo completo.

- Mi verdad es fluir, 
sentir y volar,
dejar un espacio, 
bailar, pulir y no huir,
llegar a la cima,
cuidar a la rima,
despacio, 
ser lugar, ser palacio.
¿Tu prefacio? Vacío.
Palabras unidas, atadas, 
sin aire,
juntas, sin punta, 
rebusca en ti mismo y apunta,
ahí va mi pregunta:

Prosa, ¿serías capaz de explicar
con tu escritura pasiva
la cosa más bella
que viste en tu vida?

- No soy yo aquella que puntúa la belleza, mi fin es darle forma con palabras, pero no juzgarla, Podría hablarte de mil bellezas que me llenan, pero ninguna se alza sobre las demás; una sonrisa de la mujer que te espera, la carcajada de un niño con todo el tiempo por delante... Mis palabras encadenadas son canciones al oído, y eso es belleza, pero tus suspiros... ¿son capaces de decirme una sola cosa por la que vivir y morir?

- La variedad es mi fuerte,
y con gran placer te reto, 
con catorce versos y una idea,
te contesta este soneto: 

No hablemos de juzgar ni de dar puntos,
me baso en transmitir mis sentimientos,
dependo de una base, y mis cimientos,
versos claros en los bosques más abruptos.

Belleza no son segundos, ni minutos,
son primeros, son latidos, no es tiempo,
son susurros en la oreja desde dentro,
es ilusión, forma de vida, es mi turno.

Viviría por tener en mi conciencia,
sensaciones de delirio y realidad,
unidas entre lazos de paciencia.

Moriría por cualquiera de verdad,
por valor y por pasión, no hay más ciencia:
por amor sin fecha de caducidad.

- ¿Te das cuenta, limitado amigo, que si no es por tus afiladas puntas pierdes tu objetivo? A mí nada me pone barreras, ni la nada puede con esta forma rompedora de caminos, pues disfruto al hacer senda y no me lucro de las ya hechas. simplemente plasmo ideas y muero cuando lo que era menester de ser contado ya ha sido dicho. No retumba mi eco asonante o consonante en la mente, eso sólo distrae del verdadero mensaje.

- Podría entrar en tu juego,
y acabar con tus excusas, 
podría ser un torpedo
y reducirte a las cenizas,
podría surcar el cielo
y divisarte desde arriba, 
sería una clara forma 
de vencerte si me acusas.

Pero soy un caballero,
y no comparto el duelo, 
te ruego que medites
si esto es lo que necesitas.
Te invito a ser coherente, 
y a incitar a la gente:

más poesía,
cuerpos menos fuertes,
menos personas normales,
y más mentes diferentes.

- Te equivocas viejo amigo, pues aunque yo también sería capaz de ahogar tus pasos con firmeza atronadora en eternidades que te dejaran sin aliento, no ha sido mi propósito hacerte mal. Pecamos ambos de gran soberbia, pero entiendo la necesidad de compartir mismos afanes sin ser iguales, forjar un puente hacia la mente, y transformar, hacer volar la juventud y la senectud hacia el mismo páramo, donde en lugar de llegar a las armas lleguemos a las almas; donde en vez de intentar acabar con razón, lleguemos al corazón.

- Tengo lo que encuentro, 
vivo lo que digo,
pienso con el alma
y con el corazón escribo.
¿El motivo?
Mi objetivo es ser objeto de recuerdo, 
entierro el hacha de guerra,
seré escueto, gran amiga:

Bienvenida, prosigamos el camino,
liberemos emociones
y plasmemos los sentidos.
Juntos y no unidos,
cabeza alta y erguidos,
demostremos a la gente
que no somos enemigos.

- Dignos son tus motivos, sentimientos y aspiraciones. No seré yo quien con mi palabra interrumpa tus sentires, ya que, como tú, el mismo afán de eternidad se halla en mis continuidades. Arte somos, y en el arte no existe la guerra, pues no es un sentimiento que guste a los corazones. Siendo así, dejo también mi espada, amigo Verso, que bastante pesada es ya la carga de describir con precisión el mundo en letra. Un compañero de viaje es de agradecer en este difícil y honrado quehacer, pero ahí estás, ahora lo sé,

- No hay discusión alguna, 
ni batalla, ni reproches, sólo arte.
Cero dudas, sin lagunas
mis disculpas voy a darte:
Eres, soy y somos, punto y aparte.

...le dijo Verso a Prosa.


(Prosa: Juan Domingo Cortijos Guillén)
(Verso: Un servidor)