domingo, 5 de abril de 2015

Hábitat.


Suave brisa que acaricia el vello.

Resquicios de libertad patrocinados por carcajadas sinceras y sin dudas.

Tiempo aparte.

Parte de la ciudad se sorprende de que siga preguntándome el por qué de cosas que ellos evitan.
Yo los evito.

El olor a descampado sucio y putrefacto es perfecto, antítesis bendita de esas flores tan coloridas que dan luz a mis ojos desganados.
Estoy donde debo estar.

El horizonte no para de quejarse por no poder ser vida y yo no dejo de envidiar su silueta, promovida por un sol que se recoge y una vía de escape sin fin.

Un risueño y joven parque nos vigila a ambos desde el otro lado del abismo.

En el silencio, el solidario canto de un grillo rebelde nos alerta.

El pálpito acelerado de mi corazón hace de banda sonora de este viaje.

Me traslado a la felicidad más absoluta con el sutil roce de las flores en las puntas de mis dedos.

Pasa, puntual y de forma repetitiva, una oportunidad, y otra, y otra.. tal vez alguna de ellas sea la que llevo tiempo buscando.
Dejan a su paso el terreno que por un tiempo pienso que me perteneció.

Cuántos segundos, y minutos, y horas, y días, y orgasmos, y lágrimas en tan oculto oasis.

Paso de nivel tras mi estela.

El acero oxidado tras mis pasos se camufla con las sombras de la noche.

Las farolas me sobran.

El no miedo a la soledad me asombra.

Me siento en el montón de libros, problemas y obligaciones, y observo a los amagos de estrella con su mirada perdida en las de arriba.

Atrás, se refleja atrevida la Luna en el estanque que nunca hubo, pero, que por imaginarlo, tenía el agua más cristalina y clara que cualquiera de mis historias.

Y ahí sigo, con paisaje y tentación a favor, disfrutando del detalle más insignificante y caminando confiando en que nadie se atreva a echarme de aquí.

Solo me queda la duda metódica de si escapar en paralelo a mis raíles dirección horizonte en busca de un sueño poco probable, o coger de una vez el tren que me lleve a una vida respetable, pero no soñadora.

1 comentario:

Maara Wynter dijo...

Entro aquí y lo primero que hago es escuchar una canción que me encanta, y en la que me base para luego darle nombre a mi blog (con un gran matiz claro) :)

Me encanta la forma en la que describes cada pequeño detalle, esos de los que nadie parece darse cuenta.
Y respecto a la decisión... Bueno, yo siempre tiraría a por el sueño, el tren tiene más de un viaje de ida y vuelta que puedes coger si no sale como esperabas :)

Me quedo aquí, sin duda :)