martes, 12 de octubre de 2021

Caricatura.


Cada noche que pasa se vuelve más extraña y menos real.

Se convierte en pasadizo sinuoso sin rastro de tus pestañas.

En encrucijada suicida sin salida.

Sabes a sal cuando sigues siendo tú; pero apestas a vinagre cuando caminas en dirección opuesta a tus ganas.

La estela de tus ideas es el fiel reflejo de tu esencia; el vaivén de tus sentidos escapa a cualquier cerebro humano por lo peligroso de su zarandeo.

Te debates entre el ying y el yang, pones a prueba a la dislexia emocional de tus instancias, y elevas a la enésima potencia la incógnita de tus manías.

Pero tienes una sonrisa que espanta fantasmas pasados y que, a veces, se esconde en los pliegues de un ceño fruncido que suplica baile y conversación.

Una sonrisa que no entiende de rivales ni de formalidades, y que mataría por no desaparecer entre tanto humo y olor a queroseno.

Calas sin necesidad de lluvia, y muy hondo. Y no eres consciente de la magnitud de los seísmos que generas.

Contigo, el tiempo es relativo. Pero no tanto como en las películas de terror, donde contener el aliento es la única forma de escapar del abismo hecho playa.

A veces abrazas, a veces destrozas. Pero nunca dejas indiferente.

La partida de póquer que resume tus jugadas clama al cielo por lo injusto de tus triquiñuelas. Te tatúas las gafas de sol y no dejas que nadie pueda adivinar tus intenciones. Tanto que, a veces, declaras guerras gestuales sin quererlo.

Clavas el puñal del sinsentido en los espacios intercostales de quien te adora, pero reculas cuando observas que el sufrimiento se puede adueñar de los escombros.

Vuelas y vuelas cabezas de turco.

Tu voz, a veces inextricable, toca el piano con las cuerdas que la sostienen, sin esfuerzo alguno. Y con destreza.

Te empeñas en no apreciar lo sutil de las dobleces de tus ojos color justicia, como quien se avergüenza de sus poderes por no valorar lo que pueden causar.

Eres un salto de página constante.

Eres agua, es inútil huir de ti, inundas y arrasas.

Un partidazo que acaba en empate sin goles.

Un suspiro a medio gas.

Un latido mudo.

Un casi.

Un y si.

En resumen, o en esquema, una maravilla.

Y un placer.



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