lunes, 23 de febrero de 2015

El beso.


V: Antes de escuchar,
suspiré, y H me explicó:
H: Resulta que ayer
llegando a la celebración
se apoderó de mí una sensación,
que por sumamente extraña no podré catalogar.

H: A instantes de confesar,
te pensé, con tal dolor,
que después,
aceleró desobediente mi corazón,
y se inició una rebelión,
que por dura y por sentida no conseguía ganar.

H: Tras mucho pelear,
me cansé; me superó.
Desistí, y me marché,
angustiada por la situación,
a mi chico de ocho años habiendo dado plantón,
y por el amor y la felicidad queriendo luchar.

H: Y heme aquí, sin pensar,
murmuré; -y V lo entendió-,
y lo intenté:
Al fin contigo, mi revolución,
te declaro mi única intención.
(A lo que él tragó saliva sin hablar).

H: Muy a su besar,
le besé, y ¿qué pasó?
la cagué,
pues llegué a la conclusión
de que beso sin pasión
igual a "te quiero" sin mirar.

H: No hay más que hablar.
"¿Por qué?" -V contestó-,
y sentencié:
H: No estoy preparada para una relación,
ni contigo, ni con él, es mi decisión;
supongo que hay personas que no están hechas para amar.

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