domingo, 18 de diciembre de 2011

Amor, o eso dicen.


Exámenes terminados, sábado por la noche, altas horas, fiesta, bebida, chicas, amigos... Todo normal, incluso bien diría yo. Momentos en los que no piensas en nada, nada importa.
Es ahí, cuando estás en esa situación, en la mejor posible, cuando de repente ves esa mirada que tantos momentos buenos te ha dado y que tanto te gusta.
Es ahí, en ese momento, en el que tienes la sensación que todo se para, y que por un instante te suben esas famosas mariposas por el estómago.
Es exactamente ahí cuando cruzas algunas palabras, sonrisas, miradas que únicamente van dirigidas a los labios... Para ti puede estar todo muy claro, e incluso tirarte todo el siguiente día pensando en esos escasos 15 minutos.

Pero nada más... es ese siguiente día en el que te das cuenta que no puede ser, que no, que es definitivo, aunque tengas unas ganas inmensas de hacerlo todo con ella... y que hay que sobreponerse de una puta vez.
También te arrepientes de haber pasado todo esa noche y ese día preocupándote por ella... Dejando aparte a gente que se merecía mucho más ese tiempo.

Te acuerdas de que tú eres un tío fuerte, de que el tiempo pasa, y de que un día más es un día menos.. Y te prometes no volver a pasar por esa incómoda, a la vez que bonita situación. 



Ahora, la clave está en cumplir esa promesa...



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